Impacto mínimo de la vacuna contra COVID-19 en los ciclos menstruales.
Algunas personas han expresado su preocupación por los efectos de la vacuna contra COVID-19 en la menstruación. En respuesta a esta inquietud, se realizó un estudio amplio que duró varios meses, en el que se dio seguimiento a los ciclos menstruales de casi 4000 personas vacunadas y no vacunadas. Los resultados muestran que el cambio en la duración del ciclo fue mínimo. Con la primera dosis de la vacuna contra COVID-19 (Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson) el ciclo menstrual se prolongó 0,7 días y con la segunda dosis el cicló se prolongó 0,9 días más. Para aquellos que recibieron ambas dosis de una vacuna en el mismo ciclo, el estudio concluyó que el ciclo promedio se prolongó aproximadamente 2 días. Es poco probable que muchas personas noten estos pequeños cambios, pero esta información puede ser valiosa para aquellos que siguen de cerca sus ciclos menstruales. Si bien se descubrió que el ciclo menstrual se prolongó transitoriamente después de la vacunación, no hubo cambios en la duración de la menstruación en sí. Esto significa que después de la vacunación, puede haber un tiempo ligeramente mayor entre períodos, pero la duración de la menstruación debería permanecer igual.
La vacuna contra COVID-19 (y los cambios menstruales relacionados) no afectan tu capacidad para quedar embarazada.
Es comprensible que a muchas personas les preocupe que cualquier cambio o irregularidad en sus ciclos menstruales como resultado de la vacuna contra COVID-19 pueda afectar su fertilidad. Sin embargo, los estudios han demostrado que no existe una correlación entre la vacuna contra COVID-19 y la fertilidad. De hecho, vacunarte contra COVID-19 puede servir para protegerte a ti y a tu bebé de complicaciones graves por el COVID-19.
Contraer COVID-19 podría alterar tu ciclo menstrual.
En un estudio de 127 mujeres con la enfermedad COVID-19, el 16 % notó cambios en su ciclo menstrual, que se describió más frecuentemente como un período irregular. Curiosamente, las mujeres que indicaron manifestar más síntomas de COVID-19 tenían más probabilidades de tener un período anormal. En resumen, al parecer los períodos irregulares se notan más comúnmente después de la enfermedad COVID-19 (16 %), especialmente cuando las mujeres están enfermas y rara vez después de la vacunación contra COVID-19 (<1 %). Aún se necesitan más estudios sobre este tema.
El estrés de la propia pandemia puede provocar cambios en la menstruación.
Un período normal puede variar mucho de una persona a otra y de un mes a otro. El ejercicio, la dieta e incluso el estrés pueden cambiar un período, así como muchos medicamentos, entre ellos, los anticonceptivos. Varios estudios en diferentes países indican que el estrés psicológico de la pandemia incrementó la irregularidad de los periodos de las mujeres.
Consulta con tu obstetra/ginecólogo o médico de atención primaria si te preocupan los cambios menstruales.
Los cambios en tus ciclos menstruales, tanto en términos de duración del ciclo, como cantidad de sangrado y síntomas premenstruales, son normales. Sin embargo, puede ser estresante saber qué cambios son preocupantes y cuáles son normales, especialmente si estás tratando de quedar embarazada o tienes inquietudes sobre tu fertilidad. Los obstetras/ginecólogos y los médicos de atención primaria son recursos excelentes que pueden guiarte y apoyarte para comprender estos cambios en tu organismo. Tus médicos pueden asesorarte sobre cómo COVID-19 y la vacuna contra este virus afectan y no afectan tu organismo. Dar prioridad a tu salud mental y física durante un momento estresante puede desempeñar un papel clave en sustentar la fertilidad, el embarazo y el cuidado de los niños pequeños.
¿Qué significa todo esto?
Se descubrió que la vacuna contra COVID-19 estaba asociada con un aumento breve y menor en la duración del ciclo menstrual; sin embargo, no hubo efectos significativos en la duración de la menstruación. Esto significa que es posible que notes que hay uno o dos días más entre tus períodos, pero esto debería resolverse al cabo de unos cuantos ciclos. Los datos indican que la vacuna no afecta negativamente la ovulación, la fertilidad ni el embarazo. La vacuna es muy recomendable y es la mejor manera de protegerte contra la hospitalización y evitar enfermarte gravemente de COVID-19.
La Dra. Kristina Adams Waldorf, MD es Profesora de Obstetricia y Ginecología y Profesora Adjunta de Salud Global en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington. Es una experta reconocida internacionalmente en cómo las infecciones afectan el embarazo y cómo las vacunas y la terapéutica protegen a la madre y al feto. Es Jefa de la Sección de Estudio de Biología Materno-Fetal y Obstetricia de los Institutos Nacionales de la Salud. Es integrante del Centro de Ciencias Reproductivas y del Centro de Inmunidad Innata y Enfermedades Inmunes. Su subvención proviene de los Institutos Nacionales de la Salud, la campaña March of Dimes, el Fondo Burroughs-Wellcome, el Instituto Canadiense de Investigación en Salud y el Consejo Nacional de Investigación Médica de Australia.
Sara Rutz se graduó de la Universidad de Alaska, Anchorage con una licenciatura en Ciencias Naturales y una especialización en Psicología. Ahora es estudiante de tercer año de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington. Antes de comenzar sus estudios médicos, trabajó con poblaciones diversas y desatendidas en entornos de atención al paciente y como especialista en seguros durante 5 años. Participó en estudios sobre cómo mejorar los resultados de los bebés con síndrome de abstinencia neonatal de opioides y mejora de la calidad de la atención obstétrica, y en brindar información actualizada como voluntaria para el Equipo de Vigilancia de Literatura sobre COVID-19. Le apasiona la medicina reproductiva y mejorar el acceso a la atención médica para poblaciones rurales y desatendidas.
Carly Baxter se graduó de la Universidad de Puget Sound con una licenciatura en Ciencias en Biología y una especialización en Estudios Franceses. Ahora es estudiante de segundo año de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington. Trabajó con el grupo MaMHA (Acceso a la Salud Mental Materna) coordinado por la Universidad de Washington y el Departamento de Salud del Estado de Washington en un esfuerzo por reducir las tasas de mortalidad materna en el estado. Le apasiona la justicia reproductiva, el acceso equitativo a la atención médica y el voluntariado en su comunidad, en ferias locales de salud.
Isabelle Crary se graduó de Stanford University con una Licenciatura en Biología Humana. Ahora es estudiante de segundo año de Medicina en la Universidad de Washington. Trabajó en estudios sobre la anemia en el embarazo, la prevención y el tratamiento del cáncer de seno y la nutrición de los adolescentes. Le apasiona la atención médica para las personas embarazadas, la justicia reproductiva y la educación nutricional.